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11 diciembre 2008

Los gatos y las caidas

Todos conocemos el mito de que el gato siempre cae de pie. Pero lo que muchos no saben es que aunque caigan sobre sus patas, el gato sufre daños. De hecho, un alto porcentaje de visitas al veterinario se debe a las caídas. Entre los accidentes que suelen sufrir los gatos domésticos, el más frecuente es la caída desde grandes alturas.

Pese a que son agilísimos equilibristas, no es raro que por una distracción o un error de cálculo acaben con sus huesos en el suelo.Las fracturas de miembros, maxilares o daños en tórax son las consecuencias más frecuentes.

Aunque resulte contradictorio, se ha comprobado que el daño que puede sufrir el gato es mayor cuando menor es la distancia de la que cae. Es decir, La caída tiene peores consecuencias si se produce desde un primer piso que si es desde un 2º ó 3º.
Evidentemente, el daño que pueda tener el gato después de la caída también depende de otros factores, como el lugar dónde cae, la velocidad del impacto, el peso del animal,…

La explicación de este hecho es que cuando el gato nota la aceleración de la caída, adopta una postura encogida con las patas estiradas, que al llegar al suelo le permite amortiguar el efecto del impacto. Si la caída se produce desde un primer piso, el gato no tiene tiempo de adoptar la mencionada postura.

Pero esto no sería lo más curioso. Resulta inevitable pensar que es lo que le permite conocer al gato la distancia que le falta para llegar al suelo. Pues bien, en el descenso las vibrisas (órganos táctiles esenciales del gato) como las cejas, los bigotes y las que están ubicadas en el radio de los miembros posteriores, son los órganos que le indican lo lejos que está del suelo para que ajuste su balance.

Esta forma de actuar de los gatos ante las caídas de grandes alturas es conocida como el síndrome del gato paracaidista. El término gato paracaidista se utiliza referido a los gatos que han sufrido una caída por encima de los 7 metros o 2 pisos de altura.

Via: mundogatos

Los perros tienen envidia

Científicos de la Universidad de Viena (Austria) han demostrado que los perros son capaces de percibir cuando son tratados injustamente, lo que les lleva a dejar de obedecer las órdenes de sus amos o, incluso, desarrollar cierta tendencia hacia la envidia.

El estudio, que aparece publicado en el 'Proceedings' de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos, muestra la reacción de dos cánidos entrenados ante recompensas como un trozo de pan, una salchicha o simplemente nada, tras haber ofrecido sus patas a los investigadores.

En una de las pruebas al primer perro obtuvo el trozo de pan, mientras que el segundo no recibió nada. Al repetir el test varias veces, el perro desafortunado rápidamente empezó a mostrar signos de envidia, como escarbar compulsivamente en el suelo o bostezar, además de negarse a dar la pata.

Sin embargo, por separado la situación es distinta, ya que los animales seguían dando la pata incluso si no recibían nada a cambio, algo que, en opinión de los científicos, es un indicio de que "se angustian" sólo cuando son tratados de forma injusta.

"Esto nos muestra que los perros son sensibles a recompensas diferentes. ¿Es envidia, o es sentido de la justicia?", se pregunta la jefa de la investigación Friederike Range. "Es difícil de decir, porque mucho depende de cómo definamos estas palabras".

En cualquier caso, los expertos concluyen que estos resultados demuestran que hay otras especies, además de los primates, con "aversión a la inequidad", aunque en un nivel "mucho más primitivo".

Asimismo, los investigadores creen que este sentido de la justicia pudo haber jugado un papel importante en la evolución del comportamiento cooperativo de los denominados animales sociales dentro sus comunidades. Por ello, el mismo equipo planea ahora realizar las mismas pruebas con lobos.

Enfermedades de Corazón en los perros

Enfermedades cardiacas o del corazón
El 90% de las causas de las enfermedades cardiacas en los perros son por otras patologías de origen virales, nutricionales, infecciosas o tumorales.
Existen dos categorías principales de enfermedad cardiaca:
La enfermedad cardiaca congénita: Puede observarse antes del año de vida y es de pronóstico reservado.
La enfermedad cardiaca adquirida: Se presenta después de los 5 años de edad. Sus causas son variadas y el pronóstico va de leve a grave.
Vamos a desarrollar estos dos tipos de patologías, adentrándonos un poco más en ella, y viendo distintos tipos de enfermedades dentro de ellas.

Las enfermedades cardíacas adquiridas
Las enfermedades cardíacas adquiridas son mucho más habituales que las congénitas. Llegan a representar el 90% de las enfermedades cardíacas observadas en medicina veterinaria.
La forma más habitual de enfermedad cardiaca en los perros son las afecciones valvulares, las cuales tarde o temprano llevan a nuestra mascota a un grado de insuficiencia cardiaca.
Una insuficiencia cardiaca es la incapacidad del corazón para bombear sangre suficiente para satisfacer las necesidades de los tejidos y órganos. Es una enfermedad severa, con elevados índices de mortalidad a pocos años de su evolución.

Las enfermedades Cardiacas congénitas
Son defectos o malformaciones del corazón con los que algunos perros o gatos nacen. Son malformaciones cardiovasculares que se deben a una anomalía en el desarrollo embrionario. Son poco frecuentes, pero cuando aparecen tienden a desarrollar una insuficiencia cardiaca congestiva de evolución muy rápida.
Las más frecuentes son: la persistencia del conducto arterioso, la persistencia del 4º arco aórtico derecho, la estenosis pulmonar y la estenosis aórtica.
El pronóstico puede variar dependiendo de la presencia de insuficiencia cardiaca congestiva o no.
En las alteraciones cardíacas congénitas si presentan insuficiencia cardiaca congestiva el pronóstico es malo.
En cambio, el pronóstico es bueno cuando existe una persistencia del conducto arterioso y se realiza la cirugía muy rápidamente y no se ha desarrollado la insuficiencia cardiaca congestiva.

Via: perrosamigos

05 diciembre 2008

Cuidados de los gatos después de la castración

Ya habíamos visto antes que la castración en los gatos son, en muchos casos, una forma de mejorar la salud de la mascota. Sin embargo, los cuidados no terminan con la operación, sino más bien habría que decir que más bien comienzan.

Hay ambientes y elementos que hay que proporcionar al gato tras la operación para que el mismo se sienta mejor en cuanto a la zona operada pero también en cuanto a su ánimo. Y qué mejor que sus propios dueños le proporcionen ese bienestar.

Primeramente, hay que brindarle un buen espacio para su descanso, alejado de ruidos que lo alteren, bajo la protección del frío o del calor excesivos. La anestesia, en un primer momento, lo seguirá afectando, por lo que no es conveniente ubicarlo en lugares altos, para que no corra el riesgo de caerse.

Es importante también no darle de comer durante las siguientes 24 horas posteriores a la operación. Tampoco darle de beber pasadas 12 horas. Si lo hace, puede provocarle vómitos.

No será un aporte menor en su recuperación que le proporciones mimos para que lo estimulen y le vuelva la vitalidad. Gran parte de los cuidados tienen que ver con los efectos sicológicos que puedas causar en el gato, es decir, hacerlo sentir cómodo y seguro.

Via: mascotas.org

El perro Bichón frisé

Es muy probable que el origen de esta raza se remonte incluso hasta el siglo XIV. Según se cree, fueron marineros franceses y belgas quienes llevaron perros a las Islas Canarias que dieron lugar al Bichón. La alta sociedad española y francesa del siglo XVI lo hicieron conocido, pero no fue hasta 1933 en que adoptó su nombre definitivo y en 1934 en que fue aceptado oficialmente.

Su aspecto físico es el siguiente: Su orejas son pequeñas y caídas. Su pelo es fino, suave, sedoso, algo rizado y relativamente largo. El color es blanco, aunque algunas federaciones permiten una ligera sombra castaña muy clara. Su cola está usualmente alzada y curvada. Pesa entre 3 y 6 Kg.

El Bichón Frisé es alegre y vivo. Tiene mucha inteligencia, por lo que es un buen animal de compañía y muy fácil de entrenar. Es buen compañero para los más pequeños de la casa. Tiene unos ojos oscuros muy expresivos y siempre alerta.
Durante mucho tiempo fue parte de espectáculos callejeros, de circo y de títeres, gracias a la facilidad con la que se entrena y a su resistencia física.

Raza: Gato Bobtail japonés

El Bobtail japonés es una raza única. Su nombre deriva de la cola corta de sólo diez o doce centímetros de longitud, que es rizada, con pelo que crece hacia el exterior en todas direcciones, produciendo un aspecto cortado, de esponja. Su cuerpo musculoso desmiente el hecho de que éste gato prefiere la vida interior cómoda y el afecto familiar.

El Mi-Ke es la variedad más común (negro, rojo y blanco, o calicó). Otras variedades incluyen el negro, blanco, rojo, negro y blanco, rojo y blanco y carey.

Origen: Japón.
Clase de pelo: Suave y sedoso.
Carácter: Mascota familiar ideal, afectuoso, sonoro, adaptado a una vida en el interior.
Cuidado: Cepillado ligero diario para mantener las condiciones del pelo.
Constitución: Esbelto, musculoso, patas largas, cabeza triangular, ojos ovalados rasgados.

Proteja a su mascota de los Fuegos Artificiales

Año tras año, con la llegada de las fiestas, comienza el uso y abuso de artículos de pirotecnia que ocasiona a nuestros perros innumerables trastornos: estados de alteración que van del simple nerviosismo al total descontrol, huida seguida de extravío, lesiones graves e incluso la muerte.

Ante esta situación sólo sirve prevenir. Existen métodos para evitar que nuestro perro, desde cachorro, desarrolle la fobia por las explosiones, pero si se trata de un perro adulto que ya la ha desarrollado se pueden poner en marcha una serie de medidas prácticas muy sencillas, que ayudarán a evitar dolores de cabeza e incidentes de consecuencias, muchas veces, irreparables.

Cuídelo: Nuestros perros son muy sensibles a los ruidos en general y las detonaciones en particular. Por eso, desde muchos días antes de Navidad y Año Nuevo comienzan a vivir en un estado de creciente ansiedad, estado que tiene su clímax en la tarde noche del 24 el y 31. Es importante que, en esos momentos, el animal sienta que usted le presta atención. Si tiene planeado pasar la jornada en su casa, acérquese cada tanto a hablarle y acariciarlo. Si, por el contrario, lo hará en otro lugar y no puede llevarlo, manténgalo en un estado de sedación, permaneciendo junto a él hasta momentos antes de salir.

Conténgalo: Procure que, en el momento de mayor intensidad de las explosiones, los animales se encuentren en lugares tan seguros y aislados de los ruidos como sea posible. Muchas veces se hace necesario confinarlo. De ser así lo más adecuado suele ser ubicarlo en una habitación, galpón o baño en desuso. No lo encierre en lugares con elementos potencialmente peligrosos para su integridad física, como ser habitaciones con herramientas, botellas, puertas de vidrio, etc. Evite dejarlo en la terraza (puede saltar), o suelto en lugares de paso obligado, ya que en medio del caos puede morder a las personas que llegan a la casa o directamente escapar.

Si es necesario atarlo hágalo con algún elemento resistente, para que no pueda cortarlo con los dientes, como por ejemplo una cadena metálica. Y tampoco que sea una cuerda con la que se pueda enredar o ahorcarse.

Identifíquelo: Nadie está exento de la posibilidad de sufrir un accidente. Muchas veces las precauciones son insuficientes y, a pesar de todo nuestro empeño y previsión, nuestro perro se escapa. Como bien sabe, un perro asustado puede llegar a recorrer enormes distancias, desorientándose por completo, lo que seguramente hará que se extravíe en forma definitiva. La mejor forma de evitarlo es por medio de métodos sencillos de identificación, que aumentarán enormemente las posibilidades de recuperarlo: placas, chapitas y, desde hace un tiempo, micro chips que se aplican debajo de la piel, son elementos que posibilitarán que quien encuentre a nuestro perro pueda devolvérnoslo, cambiando por un final feliz una situación que, de otro modo, hubiese sido irreparable.

Hágalo medicar: En muchos casos no nos queda otra alternativa que someter a nuestras mascotas a un tratamiento con fármacos. Tranquilizantes, sedantes, medicación homeopática, son algunas de las opciones terapéuticas con las que contamos en la actualidad para hacer este trance más llevadero.

El tipo de medicamento a utilizar, y su dosificación, varía enormemente de un animal a otro, por lo que, de ningún modo, debe ser el propietario, un vecino o amigo quien tome esa decisión, ya que en esos casos seguramente "el remedio será peor que la enfermedad". Recurra a su Médico Veterinario, quien es el único que conoce en profundidad a su mascota y puede indicarle, en forma profesional y responsable la medicación a utilizar, minimizando sus riesgos.

Tomemos conciencia: Las Fiestas de Fin de Año son, tradicionalmente, motivo de alegría y esperanza. Con su llegada se despiertan, en todo el mundo, expectativas de cambio y de una vida mejor para todos.

Nuestros perros y gatos son parte de nuestra vida, y comparten, diariamente, nuestros buenos y malos momentos. Nosotros, los animales humanos, sus dueños, debemos asumir que su salud y bienestar son una responsabilidad a la que no podemos ni debemos renunciar, por lo que debemos tener presente que nuestros festejos y demostraciones de alegría pueden significar para ellos, si no les prestamos la debida atención, un verdadero desastre. Del empeño que pongamos dependerá que superen de la mejor manera posible ese mal trance.

Reducir en lo posible el número de perros lastimados, perdidos o muertos por culpa de la pirotecnia es una buena manera de comenzar el nuevo año.

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