Si tu gato estuvo acostumbrado durante muchos años a ser el centro de tu atención, la llegada a tu hogar de una nueva pareja podría acompañarse de cambios en su comportamiento.
Los gatos pueden ser la mejor compañía para aquellas personas que viven solas. Delicadas, mansas, y amigables, estas mascotas podrían lograr establecer un muy fuerte vínculo con quienes necesiten de una compañía en su hogar.
Sin embargo… ¿Qué sucede cuando, luego de formada esta férrea relación, otra persona llega para convivir en el hogar? - Más de una vez, se han visto casos que vuelven a formar pareja, ante lo cual sus gatos adoptan todo tipo de reacciones adversas, como por ejemplo orinar por todas partes.
Parecería obvio que estos actos son una muestra directa del odio o celos que los gatos sienten hacia los nuevos huéspedes, pero, dando por supuesto que el animal no se saldrá con la suya, y no lo elegiremos por sobre nuestra nueva pareja… ¿habrá alguna forma de solucionar esto sin tener que desprendernos de la fiel mascota que tanto ayudó en los momentos de soledad?
Primero y principal, debe saber que existe la probabilidad (que no es baja) de que el gato, en realidad, no odie a su pareja, sino que haya otros dos factores que estén influyendo en esta conducta: en primer lugar, su natural necesidad de marcar su territorio frente a la llegada de otros seres, y en segundo, un aumento del estrés y el nerviosismo, a causa de la llegada al hogar de una persona nueva, y por consecuencia de una nueva rutina de vida. Tanto la primera como la segunda condición, o ambas, podrían provocar estas conductas.
Por cierto que, además, la llegada de la nueva persona al hogar podría ser sólo una coincidencia, y de hecho el gato podría tener este comportamiento por otros motivos, sobre todo si ya ha dado alguna señal del mismo en el pasado.
Si sospecha que, efectivamente, este podría ser el caso, debería llevar a su gato a un veterinario cuanto antes, ya que el mismo podría estar sufriendo de alguna condición médica, como una infección o incluso diabetes, que lo lleven a comportarse de este modo, y el hecho de que otra persona haya llegado al hogar sea tan sólo una mera coincidencia.
Pero si comprueba que, efectivamente, es la llegada de su nueva pareja la que está modificando la conducta, probablemente sí estemos hablando de un problema de celos, estrés y territorio.
Para esto también podría concurrir a su veterinario, con el objetivo de consultar sobre la posibilidad de suministrar a su gato una medicina ansiolítica suave, y ver cómo lograr limitar el territorio a un área más pequeña, que le permita aclimatarse más gradualmente al nuevo ritmo de vida.
En este último caso, asegúrese de que en ese lugar, el gato tenga alimento, agua, juguetes, una caja sanitaria, y algo lugar para rasguñar. Además, no olvide pasar un tiempo con él todos los días, para acariciarlo y juguetear.
A los gatos les puede costar mucho adaptarse a los cambios, pero si logra ordenarle un poco su nueva vida, le hará un gran bien.
Una vez que su gato empiece a sentirse más cómodo en el nuevo ámbito hogareño, que incluirá la presencia de su pareja y otro tipo de nuevas rutinas, seguramente aceptará mejor los cambios, y se podrá permitir una mayor libertad.
Con todo, asegúrese de que cualquier área que el gato haya marcado previamente, haya sido limpiada completamente con un limpiador enzimático, para evitar que el gato vuelva a sentir su olor, y, consecuentemente, a marcarlo.
La paciencia es un elemento clave - Lo importante será que tanga paciencia con el gato, ya que, con el tiempo, muy posiblemente encontrará la forma de adaptarse y superar esta transición.
Para el caso de que pasen más de uno o dos meses, y usted no vea ninguna mejoría en la conducta del animal, consulte a su veterinario para saber si existe alguna otra forma de solucionar este problema, posiblemente mediante un programa hecho a la medida del caso específico que usted le presenta.
Via: foye