Hasta hace algunos años, los perros comían las sobras de la comida familiar, al menos en un importante porcentaje. En algunos lugares aún se acostumbra hacer esto. Sin embargo hay algunos ingredientes de nuestra dieta normal, que pueden ser muy dañinos para los perros.
Un ejemplo de ellos son el ajo y la cebolla. En ambos casos pueden interferir con el ciclo de vida de sus glóbulos rojos, provocando anemias. A su vez estas pueden derivar en problemas renales, por la alta tasa de destrucción de glóbulos rojos.
Las dosis peligrosas son variables, y se relacionan con el peso del animal.
Dada la peligrosidad aún con pequeñas cantidades, es importante evitar incluir estos alimentos en la dieta, aun en casos esporádicos.