Pero la gente con fobia no es simplemente desconfianza hacia el animal, sino que siente una ansiedad y una sensación de perder el control ante la situación, en este caso los gatos pese a que esa persona en cualquier momento entiende que un miedo de tal magnitud no tiene ningún sentido. Pese a ello, la persona, una vez está frente a un gato, pierde el control y siente una angustia y ansiedad que llega a generar incluso colapsos y desmayos.
Experimentar una fobia es realmente desagradable y por ello debemos reconocerlas pronto para poder recibir la opinión de un experto y recibir un tratamiento específico adecuado para así poder sobrellevar esos momentos de extrema tensión. Las fobias son realmente sencillas de detectar y su tratamiento no es nada invasor para el cuerpo, y la mejora que se siente es muy notable.
Para aquellos que están alrededor de alguien con esta fobia, es importante tener una actitud de comprensión hacia esa persona y no hacerle pasar por esa situación a no ser que sea absolutamente necesario y deben ser un apoyo constante hacia la persona e intentar ayudarla a superar ese trastorno.