Son pequeños insectos, chupadores de sangre, de color marrón oscuro. Tiene tres pares de patas y gracias al último par, se impulsan para saltar. Poseen un impresionante sistema bucal, con el cual pueden estar chupando de forma ininterrumpida en el perro.
Las hembras ponen de 30 a 50 huevos, de éstos nacen las larvas, que tras pasar por varias mudas se transforman en pupas, las cuales darán lugar a las pulgas adultas. Este ciclo durante el verano se puede completar en quince días, en cambio en invierno puede alargarse hasta un año.
Son difíciles de detectar ya que son pequeñas y corren frenéticamente bajo el pelo del perro, pero si a sus heces que son como posos de café; siempre que éstas existen, hay parásito, aunque no se vea. Se alojan preferiblamente en el lomo y abdómen, detrás de los oídos, cuello, cabeza y encima del rabo. Es necesario que te hagas de una peina o peineta de perros, verás que al pasársela saldrán agarradas a ella.
No todos los perros son alérgicos a las pulgas, si bien es cierto que no nota la picadura, ya que mediante la saliva del parásito queda insensibilizada la zona del animal y éste no siente nada, sólo aquellos que tengan alergia a la picadura de la pulga, desarrollarán una dermatitis por alergia al parásito más o menos complicada.
Además de la dermatitis mediante la picadura, son capaces de causar anemia, incluso muerte a los más jóvenes o transmitir otros parásitos como las tenias.
Hay que tener en cuenta que los sistemas de calefacción y alfombras, favorecen las condiciones para el desarrollo del parásito, por lo que es importante mantener una correcta higiene, no sólo de la mascota sino de toda la casa.