El perro como animal doméstico tiene una serie de patrones constantes que entre toda la gama de razas como el ladrido, movimiento de cola, jadeo, exhibición de los dientes, llanto, entro otros.
Sin embargo cuando se habla de un animal callejero y no callejero, a pesar que comparten estos mismos patrones, la condición en la que ambos viven son completamente distintas.
Para empezar el perro callejero no tiene un hogar fijo, sino que recorre varios kilómetros en busca de refugio temporal, tal como lo hacia su antepasado, el lobo. Además, debe buscar comida diariamente para su subsistencia, por lo que su actividad se ve circunscrita a aquello. No posee un “territorio” y por lo tanto, hay pocas probabilidades que se muestre agresivo demostrando jerarquía.
En cambio el perro parcialmente callejero puede ser aquello que tiene dueño pero pasa el día en la calle o aquel que es apenas alimentado por alguien pero vive en la calle. Ellos no tienen necesidad buscar alimentos pues ya saben que los recibirán. Sin embargo, si gozan de un recinto, el cual asumen como propio y por ende pueden tienen cierto poder, por lo que pueden atacar defendiéndolo.