
Por instinto el perro tratará de imponer su figura, por lo cual hay que tomar los recaudos necesarios para que se comporte correctamente. Si se lo alimenta con la mano o se le permite que gruña cuando se le da una orden se estará potenciando su jerarquía dentro de la familia, y eso no debe ocurrir.
Desde cachorros es necesario que los amos se hagan valer frente al animal. Se lo debe premiar cuando haga las cosas bien, pero también los regaños forman parte de la educación. Un grito seco y fuerte es suficiente para que el animal comprenda y no hace falta golpearlo, porque el perro puede tener una reacción violenta.