Enseñar a nuestro perro a permanecer tumbado en cualquier lado, durante el tiempo que necesitemos y que pase lo que pase alrededor de tu mascota esta no se mueva, es esencial en un buen adiestramiento de tu perro. Continua leyendo el artículo para conocer como se hace.
El otro día os enseñábamos a como evitar una pelea de tu perro con otros. Por esto, en este post de daremos las claves para comenzar el adiestramiento de tu mascota y que esta responda como tu quieres.
Cómo hacer que mi perro se tumbe
Amaestrar a tu perro, para que este permanezca tumbado en cualquier lugar y en cualquier situación, durante el tiempo que necesitemos ya pase lo que pase a su alrededor, como hemos dicho antes, es esencial en un buen adiestramiento. Un ejemplo muy común. Llega la visita a la casa y nos da por hacer una barbacoa, siempre en este contexto el dueño del perro decide atar a este o encerrarle a parte para alejarlo de eso. Pero en realidad lo que nos gustaría es tenerlo tumbado y quieto, siempre cerca de nosotros sin necesidad de encerrar al animal.
Pasos a seguir
La importancia que tiene para el perro que se tumbe y se quede quieto es innegable para una correcta y buena convivencia con este, esto nos supondrá un mayor disfrute de nuestra mascota. El primer paso a seguir para que vuestro perro, que no sabe tumbarse, puede ser el siguiente: le “asiremos las patas delanteras” y tiraremos suavemente de ellas hacia delante, además de empujar suavemente sus omoplatos para conseguir que se tumbe. Si intenta levantarse, perseveraremos hasta conseguir el objetivo. Una vez que esté tumbado se le premiará con una caricia o comida mientras repetimos la palabra elegida para que este la asocie al ejercicio.
Esto se repetirá en varias clases, pero lo más importante es que el perro asocie la palabra elegida con esta posición. Una vez que ya le decimos al perro “tumbado” y este lo hace, pasaremos al siguiente paso que consiste en el que el perro permanezca tumbado y nosotros nos vayamos unos pasos. Esta vez le mostraremos la palma de la mano y le diremos “quieto” retirándonos unos pasos. Si se levanta ves a tumbarlo otra vez, al mismo tiempo le diremos en un tono de voz contundente. ¡NO!