El perro es el animal más fiel y cariñoso que existe. Les encanta recibir caricias y mimos pero también darlos. Una de las formas de demostrarnos su cariño es lamiéndonos la cara. Se podría decir que lamer la cara de su dueño sería el equivalente de un beso humano.
Es su forma de demostrarnos su cariño.
A parte de esto, lamer la cara es una forma de estrechar el vínculo afectivo con su dueño ya que le permite conocer nuestro estado de ánimo. Está científicamente comprobado que los perros son capaces de detectar si estamos contentos, nerviosos o tristes.
A parte de acercarse a nosotros y tumbarse en nuestro regazo cuando estamos tristes, también nos lame la cara para que nos sintamos mejor y mejorar nuestro estado de ánimo.
Cuando su dueño está triste lo lame de forma diferente que cuando quiere jugar con él, lo lame más pausadamente, más suave. Cuando lamen a su dueño para jugar, lo hacen junto a saltos, ladridos y carreras.
Algunos estudios afirman que cuando nuestro perro nos lame la cara es porque ha aceptado su posición dentro de la manada así como la obediencia ante el líder, sus dueños humanos.