19 junio 2013

Por qué establecer roles en una familia con perros

Algunas de las consultas que me llegan se extrañan de la necesidad de marcar roles diferenciados con la llegada de un cachorro a la familia. Ya sea una familia de un perro y una persona, o un perro y más personas, la necesidad de establecer roles responde al respeto de la naturaleza del perro. No es un capricho humano, sino una necesidad del perro y de los seres humanos para una perfecta armonía en la convivencia. El hecho de diferenciar los roles y establecer una jerarquía en la que el perro se ubica en el último escalón es considerado para muchos propietarios como una humillación para el perro, cuando en realidad lo necesita para su equilibrio psicológico y emocional.

Desde que el perro surgió como tal hace miles de años, han vivido siempre en manada, ocupando cierta posición en la jerarquía y obedeciendo a un líder o a una pareja líder, cuyo principal objetivo ha sido el de dirigir la manada y proteger a sus miembros. Cuando el perro empezó a ser domesticado, este instinto no desapareció y sigue muy enraizado en cada uno de los perros que conviven con humanos, de ahí, la importancia de que, desde el primer día que el cachorro entre en casa, sepamos educarlo hacia la sumisión, trabajando nuestro rol de liderazgo para que pueda sentirse protegido, alimentado y querido.

Si por el contrario, no lo educamos hacia la sumisión, tendremos un perro que actuará como líder, y no dudará en gruñirte si no estás cumpliendo sus deseos, no dudará en atacar a alguien extraño para protegerte, no dudará en marcar su territorio si observa que estás traspasando tus límites, tener malas conductas dentro de casa o con tus visitas, etc.

Para establecer bien los roles de cada uno, es importante que establezcas reglas desde el primer momento y que estas reglas estén consensuadas con el resto de la familia: dónde puede estar y dónde no, qué puede hacer y qué no, etc. y que se sigan a rajatabla. Lo que hay que evitar es que cada miembro de la familia le de reglas diferentes, deje hacer cosas que otros no deja, etc, porque lo único que se conseguirá es confundir al cachorro, retrasar los aprendizajes y desestabilizar su rol. La coherencia debe primar ante los caprichos individuales de cada miembro de la familia.

Las reglas están para cumplirlas, por ello, va a empezar un proceso de enseñanza por tu parte en el que debes recompensar las conductas que quieras reforzar mediante caricias, elogios o comida, y regañar con un NO claro y firme las conductas que no quieres que se repitan. En ningún caso castigues al perro físicamente: ni golpes, ni estar atado durante horas, o encerrado en una habitación durante horas… Es un proceso lento pero efectivo, y muy enriquecedor, en el que tu perro aprenderá más rápido a base de adiestramiento en positivo, que a base de agresividad, en el que lo único que aprenderá es a tenerte miedo.

Disfrútalo, porque todos tus esfuerzos se verán recompensados en forma de mucho amor y lealtad.