Hace un par de días, me enteré que los perros de mi vecina, una yorky y un dálmata cruzado con un bóxer, habían muerto por envenenamiento. Algún vecino, harto de sus ladridos, tomó esta cobarde y salvaje decisión. Por desgracia, son muchas las muertes por envenenamiento de perros fruto del hastío o desesperación de personas que no tienen perros y no comulgan con los animales, y hartos de escuchar ladridos, soportar en cada esquina el olor a orín o de esquivar o pisar heces, deciden tomarse la libertad de “solucionar” el problema de esta vil forma.
Es por esta razón que escribo hoy este artículo: para alertar a todos los propietarios de perros, de vigilar muy de cerca a sus mascotas. Una buena educación tanto del perro, como de cada propietario es fundamental. Del perro para que pueda convivir con la vecindad de forma armoniosa (sobretodo en cuanto a ladridos se refiere) y del propietario para que sea cívico con el resto de la comunidad (recogiendo siempre las deposiciones de su cachorro), pero aún así, hay que estar en alerta para que no paguen justos por pecadores… Es evidente que falta más conciencia higiénica y más educación por parte de los propietarios de perros, para que el resto de la sociedad conviva sin problemas con nuestras mascotas, pero es evidente, que todo este trabajo debe partir desde nosotros mismos: debemos ser responsables cuando adoptamos un perro, por lo que tenemos un trabajo de educación y civismo importante que debemos realizar con responsabilidad y madurez.
Una vez realizado este pequeño sermón, quiero acercarte unas pautas para evitar intoxicaciones fortuitas o envenenamientos premeditados:
En cada salida a pasear, vigila a tu cachorro. Evita en la medida de lo posible que ingiera cosas del suelo.
Empieza educándole desde bien pequeño a no comer nada que se encuentre en el suelo. Esto es un ejercicio que puedes practicar en casa, poniéndole comida delante y no dejarla tocar hasta que tú le des la orden.
Durante el paseo, será más fácil evitar que coma cualquier cosa que se encuentre.
Es muy efectivo, que siempre salgas al paseo con snacks de recompensa, de forma que por cada orden que des a tu cachorro y la acate, le recompenses con la chuche.
Procura llevar a tu cachorro siempre con correa en aquellas zonas en las que hay más peligro, soltándolo en zonas como parques caninos, campos, bosques o playas.
He leído muchas veces en prensa, o visto en la televisión, que los envenenamientos suelen realizarse con productos químicos que suelen mezclarse con comida muy apetecible para los perros: jamón cocido, queso, carne, etc. Pon atención a los siguientes síntomas para saber si tu perro ha sido envenenado:
Vómitos.
Rigidez muscular o convulsiones.
Mareo.
Desorientación.
Espuma por la boca.
Si observas alguna vez algunos de estos síntomas, no dudes en llevar urgentemente al veterinario a tu cachorro para que puedan tratarle lo más rápido posible. En estos casos, el tiempo apremia, por lo que cuanto antes acudas, más probabilidades habrá de poder salvar a tu cachorro.
En el supuesto de que, por desgracia, tu cachorro haya sido víctima de un envenenamiento no dudes bajo ningún concepto en denunciar esta situación. Guarda los papeles médicos del veterinario, realiza fotos del lugar donde crees que pudo ser envenenado, si hay algún vecino que en algún momento te haya amenazado, hazlo constar en la policía, toda prueba que puedas aportar podrá salvar otras vidas, pero sobretodo, prevenir siempre es la mejor opción.