El lamido es una conducta muy común en los perros y en otras especies animales y corresponde a una conducta de acicalamiento, pero ¿qué pasa cuando el lamido es una conducta obsesiva?
Es muy importante saber diferenciar el lamido puntual como conducta de acicalamiento e higiene por parte del perro, a un lamido excesivo que se vuelve estereotipado, es decir, que se repite de la misma forma en diferentes momentos del día, y que puede llegar a convertirse en obsesiva, por lo que requerirá de tratamiento.
Si alguna vez observas que tu cachorro empieza a lamerse las patas de forma obsesiva, debes observarlo e intentar identificar el problema porque puede deberse a dos causas:
Causa médica: el lamido obsesivo suele ir acompañado de pequeños mordiscos y tiene que ver con calmar el picor que sufre el perro. Puede ser debido a una dermatitis provocada por parásitos o por una alergia.
Comprueba que tu cachorro esté libre de parásitos o no haya ingerido o estado en contacto con alguna planta tóxica. De una forma u otra, es fundamental que visites al veterinario para que pueda darle el tratamiento adecuado para aliviar el picor y pueda seguir con una vida serena y tranquila.
Causa emocional: el lamido excesivo suele manifestarse en las patas y este tipo de lamido suele conocerse como trastorno compulsivo canino. Consiste en que el perro lame insistentemente las patas llegando incluso a levantarse la piel y sangrar. Esto sucede en casos muy graves, pero si observas que tu cachorro empieza a lamerse las patas de forma insistente, debes saber que este trastorno viene dado por un exceso de ansiedad.
La ansiedad suele ser producida en la mayoría de los casos por aburrimiento y por falta de ejercicio. Antes de recurrir a fármacos, cura las heridas con agua oxigenada o yodo para que puedan sanar rápido y sin infecciones y aumenta el número de salidas con tu cachorro a la calle. Varía las salidas en intensidad, duración y variabilidad, es decir, procura que los paseos duren más tiempo, sean más intensos (cambia el andar por el correr) y varía con las actividades que realices en esas salidas: pasea, corre, realiza juegos con tu cachorro, llévalo junto a otros perros para que pueda relacionarse con sus iguales, etc.
Si, aumentando el ejercicio, observas que tu cachorro sigue lamiéndose las patas, acude al veterinario para que pueda darte fármacos para aliviar la ansiedad, y no dejes que la ansiedad se apodere de tu perro. La ansiedad es la peor enemiga en todos los niveles para tu cachorro, pues no permite que sea feliz, ni os podrá hacer felices a vosotros.