23 febrero 2010

¿Cuantas veces hemos visto a un perro arrastrando la cola?

Un conjunto de problemas bastante frecuentes y en ocasiones ignorados son los relacionados con las glándulas circumanales del perro y, enmucha menor medida, del gato. ¿Cuantas veces hemos visto a un perro arrastrando "la cola"?. A mucha gente le hace gracia esta situación, otros lo ven como si el perro se estuviese limpiando, e incluso hay gente que considera que el perro tiene "lombrices" (recordemos que Enterobius vermicularis, es decir la lombricilla blanca que suelen tener los niños cuando son pequeños causa un gran prurito anal especialmente por la noche por la salida de las hembras a la zona perianal, puesta de huevos en ella y muerte con liberación de enzimas).


Pero esta graciosa actitud puede esconder un problema que puede dar lugar a una situación complicada denominada enfermedad de las glándulas circumanales y desembocar en una cirugía.

Las glándulas anales son sacos que se localizan a ambos lados del ano y se cree que están relacionadas con las marcas de territorio junto con la orina. Estas glándulas suelen vaciarse de forma natural con el movimiento intestinal pero a veces puede que estén irritadas debido a una impactación o la presencia de abscesos. Los perros son mas propensos a sufrir este problema que los gatos, que normalmente arrastran el trasero por el suelo para aliviar los síntomas.

Bajo la denominación de "enfermedad de las glándulas circumanales" podemos encuadrar tres patologías distintas:

Impactación del saco anal: Consiste en la retención de las secreciones de las glándulas circumanales, siendo un proceso relativamente frecuente en el perro.
Saculitis anal: Es la inflamación/infección de las glándulas circumanales.
Formación de abscesos: Rotura de las glándulas circumanales secundaria a la obstrucción del conducto o estasis (estancamiento) de las secreciones e infección secundaria.

La etiología (causa) de la enfermedad no se conoce muy bien, aunque se relaciona con los cambios de la capacidad para vaciar las glándulas circumanales con normalidad. Están implicados factores medioambientales y dietéticos, como por ejemplo una dieta rica en grasas que produce heces sueltas. Existe una predisposición racial, siendo más frecuente en razas pequeñas, en especial en los caniches y los chihuahuas. Un conducto demasiado pequeño conduce a la obstrucción de estas glándulas. También puede estar implicada una disfunción del esfínter anal externo, una hipersecreción de las glándulas circumanales posiblemente relacionada con seborrea (exceso de producción de grasa), cambios en las características de las secreciones y diarrea crónica.

Las secreciones retenidas producen una respuesta inflamatoria de las glándulas circumanales, produciéndose una proliferación bacteriana en las secreciones retenidas.

El intenso prurito que se produce da lugar a que los animales se laman o muerdan la región de la base de la cola, además se frotan el ano contra el suelo para aliviar el picor. Estos dos síntomas son los primeros que notan los dueños de los animales. Además se puede presentar malestar o rechazo a sentarse

El proceso puede evolucionar a saculitis anal o formación de abscesos en las glándulas circumanales, esto puede producir tenesmo, dolor o rechazo a defecar. Además puede haber enrojecimiento y/o inflamación alrededor de la zona del saco anal. Si el proceso evoluciona puede aparecer un trayecto fistuloso que comunique las glándulas con el exterior. Este último punto es muy importante, especialmente en verano y en animales que vivan en el campo o al aire libre, ya que propicia la puesta de huevos de mosca en estas heridas y la aparición de un nuevo problema llamado "miasis", por cierto nada agradable de ver, ya que las larvas de la mosca se mueven y al menos a mi me parecen bastante repulsivas.

Los signos clínicos suelen localizar la enfermedad en la zona perianal o, específicamente, en los sacos anales. La exploración física revela las glándulas circumanales firmes y dilatadas, siendo difícil exprimir el contenido que es espeso y pastoso (y muy muy muy muy maloliente). En el caso de que haya saculitis anal el material exprimido será sucio, purulento y/o sanguinolento, pudiendo estar la piel de alrededor enrojecida y dolorosa a la palpación. En caso de abscesos puede haber presencia de una herida abierta o un conducto de drenaje que comunique con el exterior. Se debe hacer un diagnóstico diferencial con neoplasias de las glándulas circumanales, fístula perianal, traumatismo perianal e infecciones del tracto urinario o perivulvares en hembras.

El tratamiento (primera vez que incluyo este apartado en el blog) depende del proceso de que se trate.

En el caso de impactación se exprimen las glándulas circumanales apretando la piel de alrededor o por compresión interna insertando un dedo dentro del recto, si no se tiene éxito debe considerarse la sedación para facilitar el tratamiento ulterior. Si las secreciones están muy espesas se puede instilar suero salino o aceite mineral para ablandarlas antes de exprimirlas. Se deben limpiar las glándulas con una solución salina o antiséptica (povidona yodada al 0,1% o clorhexidina al 0,05-0,1%). Si las secreciones siguen siendo espesas o la impactación es recurrente puede ser necesario realizar una saculectomía anal.

Si existe saculitis anal se deben exprimir manualmente las glándulas circumanales cada 5-7 días durante 3 ó 4 tratamientos, por lo general se requiere sedación debido al dolor. Se debe irrigar con una solución antiséptica como la mencionada anteriormente, pero sólo después de haber tomado muestras para realizar el cultivo y el antibiograma, en especial si la infección es recurrente. Pueden instilarse soluciones antibióticas dentro de los sacos anales después de la irrigación. Se administrarán antibióticos por vía oral durante 10-14 días y debemos enseñar al propietario a aplicar compresas calientes dos veces al día durante 5-7 días. Puede ser necesario realizar una saculectomía anal, especialmente si las expresiones repetidas, la limpieza y las instilaciones de antibióticos no han tenido éxito para controlar la impactación o la infección de la glándula.

Si se han formado abscesos se tiene que punzar el absceso y exprimir el saco anal rectalmente si no se produce erupción y drenaje espontáneos, todo esto bajo sedación fuerte o anestesia. Si el absceso se ha roto hay que canalizar el trayecto y limpiar bien la zona con una solución antiséptica. Es ideal obtener muestras para cultivo y antibiograma, pero también puede realizarse un tratamiento empírico con antibióticos de amplio espectro, sobre todo si es la primera vez que se produce. Debemos enseñar al propietario a aplicar compresas calientes dos veces al día durante 5-7 días. También debemos irrigar la cavidad del absceso con soluciones antisépticas dos veces al día durante 3-5 días, o más tiempo si la herida sigue abierta o persiste la descarga. Si el absceso es recurrente debemos considerar la opción de realizar saculectomía anal cuando se cure el absceso, recomendándose la saculectomía anal bilateral incluso si sólo parece afectado un lado.

La impactación y la inflamación de las glándulas circumanales suele recurrir. Si el animal tiene predisposición a la recurrencia es importante exprimir las glándulas a intervalos regulares cosa que deberíamos hacer los propietarios y para ello nos tiene que enseñar nuestro veterinario a hacerlo, ya que la salud de nuestra mascota depende tanto del veterinario como de nosotros. Un cambio en la dieta que permita una consistencia más normal de las heces puede ayudar a controlar la impactación, pudiendo ser útil cambiar de una dieta de lata a una dieta seca o baja en grasa. La incontinencia fecal es una posible complicación de la saculectomía anal, especialmente cuando es bilateral.

Espero no haberme enrollado mucho y no haber sido muy pedante y ya sabeis, cuando veais a un perrito que arrastra insistentemente sus posaderas a él no le hará tanta gracia la situación como a nosotros.....saludos y gracias por leer.