Uno de los principales errores que cometemos en estas situaciones es reñir al animal cuando regresa. Y es que por muy enfadada que estés, debes tener en cuenta que el perro asociará el castigo con su vuelta a casa, no con su huida, con lo que lo único que conseguirás será que la próxima vez tarde más en volver por miedo a tu reacción.
La mejor forma de manejar la cuestión es felicitar al perro cuando vuelva a casa, para que la relacione con un lugar en el que recibe afecto y no con un lugar en el que se le castiga.
De todas formas, si ves que la situación te desborda, siempre puedes acudir a un adiestrador, para que te brinde ayuda profesional.