Cuando nos mudamos, aunque sea solo por las vacaciones, el perro suele estresarse mucho. Los cambios en su conducta son casi una constante en todos los perros. Claro que en algunos pueden ser leves. En otros casos, conductas agresivas hacia los demás o hacia si mismos, no son raros.
Morderse de forma obsesiva, cambios en el apetito o una apatía evidente son solo algunas posibilidades.
Para evitar esto, o minimizarlo, es importante tomar algunas precauciones. Llevar al nuevo lugar todos los elementos que usa la mascota, como juguetes, mantas, platos, etc., es esencial.
Pasar mucho tiempo con el perro, jugar con él, llevarlo a hacer caminatas por estos nuevos lugares, pueden ayudar mucho.
En caso de que no pueda resolver estos síntomas, consultar al veterinario.