
Se puede asegurar que los cachorros huérfanos, por ejemplo separados de su madre poco después de su nacimiento, debido a una camada muy numerosa suelen ser, frecuentemente, desconfiados y peleones de mayores. El hecho de que no hayan conocido la competencia de hermanos y hermanas, nada más ellos y que no hayan tenido a su madre para correjirlos. Hace que su instinto de dominación sea desmesurado: no tolera a nadie alrededor de su comedero, deben ser expulsados de encima del sofá.
Esta arrogancia puede encontrarse, en cierta medida, en los cachorros precozmente destetados, ya que su experiencia en sociedad es limitada. Esta situación se agrava por el hecho de que sus dueños ponen especial cuidado en otro, el máximo de atenciones y no favorece la convivencia con otros perros por semanas o meses