La agresividad es uno de los problemas más generalizados en la relación perro-hombre, al igual que lo es en una relación perro-perro.Esto quiere decir que los perros mantienen las mismas pautas de conducta, ya vivan con personas o con otros perros. Una gran cantidad de comportamientos caninos, entre ellos la agresividad por dominancia o por sumisión, surge a raíz de la formación y del mantenimiento de una jerarquía en donde sólo existe un líder, y uno o más subordinados.
Un perro puede mostrar conductas agresivas hacia sus amos, cuando intentan quitarle alguno de los privilegios de los que él disfruta como líder tales como comida, lugar de descanso, autoridad, etc. Cuando esto sucede, es debido principalmente a dos factores: el primero, es un perro muy dominante y el segundo, un propietario falto de autoridad, entendiéndose autoridad como el equilibrio entre el cariño hacia el perro y la firmeza en nuestras decisiones. Cuando se combinan estos dos factores es cuando llegan los verdaderos problemas.
Si este problema se produce cuando el perro es aún cachorro, la solución es más viable que si se produce con un individuo adulto. Bastará con adoptar una aptitud más firme, con unas reglas claras de lo que es y de lo que no es permitido y eliminar la cantidad de caricias gratuitas que solemos dar a nuestros perros. Cuando esto sucede con un perro adulto, que ya tiene su carácter formado, lo mejor es ponerse en manos de un buen profesional ya que intentar quitarle su puesto a un líder podría ser peligroso para nuestra integridad física.