El gato posee glándulas odoríferas en las comisuras de los labios y en las sienes, además de las que se sitúan en la base de la cola; si te das cuenta el animal ejerce presión sobre ti con los costados de la cara o pasando su boca por tu mano, frota tu costado contra tí incluso te rodea con el rabo, repitiendo el proceso varias veces.
Si lo acaricias te darás cuenta que se frotará contra tu mano o te dará golpecitos suaves con la cabeza, para después lamerse el costado; lo que está haciendo es intercambiar olores contigo, marcándorte con sus glándulas y constituye un hecho muy importante para ellos, con el que te hace partícipe de su círculo amistoso.
El olor de su dueño es esencial para el gato; después de haberse frotado contra él, se lamerá para probar el olor que ha quedado impregnado en su pelo.
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