
Sin duda, el momento más fácil para evitar que el perro tome estos hábitos es educarlo desde cachorro. De hecho, no deja de ser como un niño, que los hábitos los tiene que aprender de pequeño y recordarlos a medida que se va haciendo mayor para que no pierda el hábito con el tiempo.
Desde bien pequeños se les debe acostumbrar quitándole cosas que el cree suyas y enseñarlo a que, con paciencia, se lo devolverás y podrá disfrutar de ello. Si aprende esta rutina, luego entenderá que aunque le quitamos algo, si el (o ella) se porta bien, acabará por tenerlo de nuevo. Pero claro, eso también depende de nosotros y es que tenemos que saber recompensar el buen comportamiento del perro, devolviendo el objeto si se porta bien.
Si estos consejos nos llegan demasiado tarde, o simplemente hemos adoptado un perro que tiene este mal hábito ya adquirido, lo mejor siempre será confiar en la experiencia de un profesional o si nos creemos preparados para hacerlo, llenarnos de paciencia para conseguir que el perro pierda esta mala costumbre y tenga el comportamiento normal.