Los perros son mascotas adorables y que se destacan por su alegría, compañerismo y energía. Sin embargo, todo lo que tienen de bonitos también suelen tenerlo de molestos. Seguramente les ha ocurrido que tienen un perro que ladra sin control y ya no saben qué hacer para que deje de “gritar” durante todo el día. El can es un animal que cuenta con un oído y un olfato extremadamente sensible. Entonces, cada vez que sienten algo que está fuera de lo normal comienzan a ladrar.
El problema es que muchas veces se tratan de cosas sin sentido, y es realmente molesto escuchar al perro ladrando desde la mañana hasta la noche. Por suerte existen diferentes métodos para corregir dicho comportamiento, y a continuación les explicaremos cuáles son.
Entrenamiento manual
Adiestrar a un perro para que deje de ladrar constantemente es bastante simple. Es más, resulta más sencillo de lo que la gran mayoría piense. Lo que hay que hacer es “asustar” al animal después de que ladre para que deje de hacerlo.
Un método sencillo es acercarnos al animal cada vez que ladra y darle un golpe en la cabeza o en la punta del hocico. Pero cuidado, no estamos hablando de azotar a la mascota, sino que darle un leve golpecito para que se sienta molesto y se dé cuenta de que cada vez que ladre se encontrará con ese castigo tan agotador.
Lo ideal es acostumbrar al animal desde muy chico a no ladrar todo el día. El problema de este tipo de metodología es que el perro pierde todo interés por expresarse, y eso puede ser contraproducente en situaciones de peligro. La decisión queda en el amo.
Hay que aclarar que este método manual no es apto para animales de gran porte y pertenecientes a razas genéticamente violentas. Por ejemplo, si tienen un dogo o un doberman no apliquen el entrenamiento manual porque el animal se molestará y reaccionará contra el amo sin titubear. En estos casos es mejor aplicar un entrenamiento no manual, como explicaremos a continuación.
Entrenamiento no manual
En estos casos el amo no tendrá que adiestra a su mascota para que deje de ladrar, sino que habrá un elemento externo que se lo impedirá. Muchas personas suelen optar por los bozales, aunque con este método el animal suele ponerse nervioso y fastidioso hasta con sus propios dueños al momento de soltarle el hocico para que se alimente o tome agua. Lo ideal es colocar el bozal solamente en los momentos en que comienza a ladrar de forma continua (es un entrenamiento semi manual).
Antes mencionábamos a los perros violentos y los riesgos de ser atacados al aplicar el entrenamiento manual. Para este tipo de animales existen otras opciones, como el collar eléctrico (también conocido como collarín de toques). Básicamente, lo que hacen estos aparatos es medir los decibeles mediante un sensor que está contra la garganta del perro. Cuando el dispositivo siente que el nivel es demasiado alto (por el ladrido) aplica un pequeño choque eléctrico.
De todos modos, siempre consulten con un profesional antes de aplicar alguna de las metodologías aquí explicadas, para echar por tierra cualquier efecto contraproducente que pueda surgir.