31 enero 2011

Educación canina: consecuencias de la falta de límtes

Siempre resulta interesante conocer los tipos de vínculo que los perros establecen con las personas con las cuales conviven y también con aquellas que ven con cierta frecuencia, como por ejemplo los amigos de sus propietarios. Si bien estos vínculos suelen ser muy variados y complejos, la opinión que la gente suele tener acerca de ellos es más bien simplista y en la mayoría de los casos extrema.

Los perros que están correctamente socializados con las personas las tratan como parte de su grupo social utilizando sus propios patrones de comportamiento que, lógicamente, van modelando durante la convivencia. A su vez toda clase de interacción social, tanto entre seres humanos entre sí como entre éstos y sus perros, se basa en dos tipos de situaciones: las de armonía y las de tensión.

Cuando una familia compuesta por un matrimonio y sus pequeños hijos sale de vacaciones, sus miembros suelen estar contentos y todos juntos emprenden el viaje hacia el lugar deseado. Sin embargo son los padres quienes deciden a qué hora comienza el viaje, y cuál es el camino a seguir con el automóvil. Son ellos quienes toman las decisiones principales; es decir, son los líderes del grupo. Ahora bien, durante el viaje los niños seguramente tendrán apetito y sed, necesidad de ir al baño y algunas veces se pondrán molestos y querrán bajar a caminar un rato. No obstante, la decisión de detenerse será de quien maneje el vehículo y ellos dependerán de esa persona, es decir, son los dependientes del grupo. Por supuesto esto ocurre de manera muy dinámica y muchas veces flexible, con actitudes que se van modificando a través del diálogo entre los diferentes miembros de la familia.

Una situación similar se plantea cuando una persona saca a dar un paseo a su perro. Ambos están del mismo humor, aunque a decir verdad el perro suele estar más contento que su dueño y comparten un mismo objetivo: el paseo. Sin embargo, la mayoría de las veces es el animal quien lleva a caminar a su propietario, lo que es fácilmente comprobable al observar cómo tira permanentemente de la correa, se detiene cuando quiere y vuelve a caminar cuando tiene ganas de hacerlo. El humano pacientemente sigue los pasos del perro, que es el que toma las decisiones, es decir, el líder del grupo. No hace falta aclarar quién es el dependiente. En este caso la secuencia también ocurre de manera dinámica pero a diferencia del caso anterior, en forma menos flexible por la imposibilidad del diálogo para aclarar la cuestión. De esta manera el animal no sólo se sentirá el líder del grupo sino que actuará así en esa circunstancia como en muchas otras. Lógicamente esto también depende del carácter individual de cada animal, ya que existen perros que tienen tendencia a ser líderes mientras otros son dependientes a pesar de la permisividad de sus propietarios.

Ahora bien, ¿cuáles son las razones por las cuales muchos propietarios son tan permisivos con sus animales? La primera y más importante es que muchas personas sienten y piensan que los límites están desligados de los afectos. En otras palabras, para ellas si hay afecto no debe haber límites. Este concepto, que es totalmente erróneo, lleva a que muchos propietarios permitan que sus perros hagan todo lo que ellos quieran como una forma de demostrarles afecto.

La imposibilidad de poner límites se basa en la creencia de que son una especie de castigo que provoca un deterioro en el vínculo. En estos casos existe una confusión entre los conceptos de liderazgo y tiranía, lo cual hace que estas personas se sientan inseguras acerca de cómo educar adecuadamente a sus animales. Por tal motivo, resulta necesario saber que mientras el tirano basa su poder en el abuso de su superioridad y de su fuerza, poniendo límites en forma totalmente arbitraria, causando gran temor a los individuos que sufren la tiranía, el líder basa su poder en el afecto y el respeto, poniendo límites en forma coherente y teniendo siempre en cuenta las necesidades de los demás.

La segunda razón que explica esta permisividad radica en el hecho de que debido a largas ausencias por razones laborales muchas personas se sienten culpables por dejar solos a sus perros durante gran parte del día. Según estos propietarios el poco tiempo que tienen para dedicarles a sus animales sólo debe ser utilizado para que hagan lo que quieran. Ellos desconocen que esta actitud no puede ser comprendida por sus perros de la forma que ellos pretenden. En cambio, lo que los animales entienden es que cuando están junto a sus dueños pueden hacer lo que quieren.

En síntesis, en situaciones de armonía los perros se comportan con los humanos bajo una relación de liderazgo-dependencia que es similar a la que ellos utilizan para relacionarse con sus congéneres y no muy diferente de aquella que utilizamos nosotros mismos para relacionarnos con nuestros semejantes. Sin embargo, durante la convivencia no todo es tan simple y frecuentemente se producen situaciones de tensión.

En las situaciones de tensión los perros se comportan utilizando sus propios patrones de conducta -dominancia o sumisión- y las resuelven a su manera, es decir, en forma estrictamente jerárquica. Lamentablemente una de las actitudes más frecuentes que adoptan muchos propietarios de perros es la siguiente: en situaciones de armonía, dejan que sus animales hagan absolutamente lo que quieran, lo que produce en los perros sensación de liderazgo; en cambio, en situaciones de tensión pretenden que sus perros acepten sus reprimendas y obedezcan sus órdenes, hecho que causa gran sorpresa en los animales y por supuesto ninguna respuesta satisfactoria para sus propietarios.

Autor: M.V. Claudio Gerzovich Lis
Comportamiento animal