La mayoría de nosotros hemos perdido a un familiar querido o una mascota, y conocemos el dolor indescriptible asociado con tal pérdida. De hecho, estos momentos son tan dolorosos para muchos de nosotros, que lo recordamos por años y años.
En el caso de un mascota, esto es especialmente más duro cuando hemos debido tomar la decisión de sacrificarle. Muchos de nosotros es un sentimiento altamente conflictivo, porque hemos tomado parte –a través de esta decisión- en la muerte de este pequeño ser a quien tanto amamos. Aún incluso sabiendo que nuestra mascota era un enfermo terminal y se sabía que fue hecho para aliviar su dolor.
El dolor por la pérdida de una mascota es real
Algunas personas piensan que un perro es, bueno, sólo un perro. Para los demás de nosotros, sin embargo, son de la familia. Es por eso que sentimos su pérdida con todo el corazón. Es importante, entonces, reconocer nuestros sentimientos y permitirnos llorar.
El período de duelo es diferente para cada persona, por supuesto, pero abrirnos a nuestra familia y amigos nos podrá ayudar a procesar lo que está pasando y “hacer las paces” con ello.
Fases del duelo
Según los psicólogos, hay cinco fases en un duelo:
Negación: No puedo creer que mi mascota está enferma o haya muerto.
La ira: Me siento traicionada porque mi perro se ha ido y comúnmente se ataca a otros miembros de la familia que no parecen tener empatía en esta situación.
Negociación: es la etapa en que se nos ocurren cosas como “Si gasto un montón de dinero en la medicina veterinaria, mi perro no va a morir”. O “si me concentro en mi trabajo, no voy a sentir este dolor”, como buscando un escape a una situación inevitable.
Depresión: Es el período de profunda tristeza, y de una sensación de profunda dejadez
Reconocimiento o Aceptación: Tan fácil como pareciera y tan difícil como es se trata de aceptar realidad de que nuestra mascota ha muerto.