El pánico y el trauma que viven cada año los animales domésticos por la pirotecnia son considerados similares a los que sufren las víctimas de una guerra, advirtieron expertos en el tema.
“No está en mi forma de ser prohibir cosas a los demás. Sí estoy en contra del uso de pirotecnia, en especial por lo que genera en las mascotas y también en la gente, y creo en la concientización” afirmó Ricardo Bruno, miembro fundador de la Asociación Argentina de Médicos Veterinarios Especializados en Comportamiento Animal.
Para el asesor de la sociedad protectora Pro-animale de Alemania, la consecuencia de las explosiones en las mascotas “es equiparable a lo que le pasa a las personas que han estado en zonas de bombardeos”.
“La gran diferencia es que los humanos podemos comprender que esos ruidos son por festejos y no traerán consecuencias dañinas”, explicó Bruno, quien estuvo a cargo del enorme refugio de perros abandonados de la ciudad turca de Ayvalik.
“En una zona de bombardeo la gente sabe que esos ruidos pueden generarle daños físicos y por tanto los sufren, como le ocurre a los animales con los estruendos en estas fechas”, destacó.
“En general en perros y gatos las explosiones generan miedo a que les ocurra una injuria y si observan que luego no sucede ningún efecto dañino, muchos se habitúan y dejan de tener miedo a los estruendos”, aseguró.
“Yo baso mi trabajo en la desensibilización sistemática, que consiste en utilizar audios de explosiones para que los animales se vayan habituando", explicó, aunque consideró que "si no se utilizara (la pirotecnia) sería lo ideal, pero es una utopía”.
En tanto, Fernando Catrina, médico veterinario especializado en comportamiento animal, explicó que perros y gatos tienen una mayor sensibilidad auditiva y por eso el estruendo es percibido con mayor intensidad.
“A esto hay que agregarle el efecto del aprendizaje, sumado al olor a pólvora en el ambiente y al estímulo visual de la deflagración”, precisó Catrina, que es jefe del Servicio de Etología del Hospital Clínico Veterinario de la Universidad Católica de Córdoba.
Asimismo, el experto subrayó que “es importante la actitud de sus propietarios, ya que como nuestras mascotas poseen un lenguaje predominantemente gestual es más importante lo que hacemos que lo que decimos”.
En este sentido, dijo que “si durante la etapa más sensible al aprendizaje de nuestras mascotas (primeros meses de vida) y la etapa juvenil, sus dueños mantienen la calma, se quedan sentados en el jardín y no salen corriendo o hacen alboroto al oír estampidos de pirotecnia, estas van a asociar que el estímulo no debe ser tan peligroso”.
“Si no logramos este objetivo, podemos crear un estado de ansiedad primero, fobia después y finalizar con un estado de pánico generalizado”, alertó.
Ina Bancalari, presidenta de la Sociedad Protectora de Animales Sarmiento, dijo que están “absolutamente en contra” de la utilización de pirotecnia, porque aterroriza y mata a los animales de compañía y a las aves.
“Perros que son llevados sueltos por sus dueños, con total irresponsabilidad y sin chapa de identificación, se pierden al escuchar ruido de pirotecnia y como por lo general no saben manejarse en la calle son atropellados”, sostuvo.
Los especialistas afirmaron que la mayor cantidad de perros se pierden durante los festejos de fin de año y en las vacaciones.
Para evitar fugas, la Asociación para Erradicar el Maltrato Animal aconsejó cerrar bien todas las puertas y ventanas, dejar al animal bajo techo en un sitio seguro, donde esté protegido y semiaislado de los ruidos.
También sugirió, antes de las horas críticas, suministrar unas gotas de sedante para animales y mantenerlos tranquilos, siempre bajo indicación del veterinario.