Los gatos pueden deprimirse, así como los humanos, por diversas razones: desde la pérdida de un miembro querido de la familia hasta la ausencia de una compañía animal. Un gato obeso, enfermo, solitario, aburrido e ignorado también puede desencadenar cuadros depresivos. Algunos síntomas comunes son la falta de apetito, emisión de sonidos raros, problemas para hacer sus necesidades o permanecer escondido por largos periodos de tiempo.
La depresión en los gatos afecta el sistema inmunológico del animal, llevando a serios problemas de salud. Algunos gatos solo necesitan un poco de acariño y atención para mejorar, mientras otros necesitarán ayuda de medicamentos y de un tratamiento más largo. Conozca, a continuación, algunos consejos para tratar y cuidar de un gato con depresión:
Lo primero es llevar el gato al veterinario para descartar cualquier enfermedad o malas condiciones de salud. Tras una serie de exámenes y eliminada la hipótesis de enfermedad física, puedes preguntar a tu veterinario la viabilidad de ofrecer medicamentos antidepresivos a tu mascota.
En casa, pulveriza feromona felina sintética por los cuartos de la vivienda. Estos productos imitan el olor natural de los gatos y puedes confortarle.
Aplica unas gotas de esencia floral natural en la comida o agua de tu gato. Estos productos con hierbas son vendidos en tiendas de animales y pueden ayudar a mejorar el humor de tu gatito naturalmente.
Regala nuevos juguetes y dedica tiempo para jugar con él. Esto hará que los gatos se ejerciten, mejorando su aspecto y aliviando la depresión.
Deja que entre el sol en tu casa; unos rayos solares pueden ser mano de santo para un gato triste. Además, con las ventanas abiertas, tu gato se distraerá con la agitación de la calle.