18 abril 2013

La relación entre el cachorro y el gato

Todos sabemos que perros y gatos son de muy distinta naturaleza, de ahí que la relación a priori no sea muy buena, pero los que tienen a ambas especies en casa, saben que lograr la convivencia es posible, aunque sea a base de respeto.

El perro es un animal muy social que buscará la compañía del gato con el que convive para jugar. Por su parte, el gato es un animal muy independiente y amante de la soledad. Ante esta contraposición debes actuar dejando libertad a ambos para que tengan tiempo para conocerse pero siempre estando vigilante de que un zarpazo del gato pueda lastimar al cachorro (no sería el primero cachorro que se queda tuerto por el zarpazo de un gato). Dependerá de la raza del perro para que esta relación desemboque en respeto o en una amistad inseparable de por vida (puedes buscar en el apartado de Razas si tu perro tolera mejor o peor a otros animales).

La presentación entre ambas especies nunca debe ser forzada, al contrario, se debe dar total libertad para que cada uno de ellos busque su momento, explore desde la distancia, se empape de los olores de ambos y vaya conociendo el carácter y lenguaje de cada uno. El conocimiento del lenguaje de ambos llevará a malas interpretaciones en un principio, hasta que llegue un momento en que empiecen a entenderse algo más.

La presentación entre ambos debe hacerse muy lentamente, como digo, deben acostumbrarse a que el nuevo inquilino huele diferente, emite sonidos diferentes y actúa de forma diferente. En un caso u otro, es mejor que antes de la presentación, el cachorro haya agotado su energía con juegos y actividad física para que ante el primer encuentre se sienta relajado y nada ansioso.

Lo fundamental es que tú como propietario des total libertad a ambos, nunca se te ocurra forzar las presentaciones. En cuanto menos te lo esperes, ambos animales podrán convivir en perfecta armonía.

Eso sí, mantente alerta de los posibles conatos de peleas y siempre regaña estos conatos para que no lleguen a más: tanto si es el cachorro que molesta con su juego, como si es el gato el que busca al cachorro, no descuides que se saquen las uñas o los colmillos más de la cuenta, y corta este comportamiento con un SHHH, una palmada o un NO.