Una vez, tuve que hacer un viaje rápido y dejé mi gato en las manos de una señora que cuidaba de animales y trabajaba en organizaciones para conseguir familias a gatitos abandonados. A la vuelta del viaje, noté mi gata extraña, con sueño excesivo y pocas ganas de nada, muy atípico en ella, que siempre está jugando, saltando, “hablando” y demás.
Bueno, pasado 2-3 días de estos síntomas, Courtney volvió a comportarse normalmente, pero confieso que pasé momentos de pánico, sin saber exactamente lo que ocurría con ella. ¿Será que esta enferma? ¿Estará triste? ¿La habrá maltratado? Fue en la ocasión que aprendí algunos “exámenes” preventivos capaces de identificar si tu gato está realmente enfermo o si son solamente malos días y mal humor:
Empieza examinando la cabeza, los ojos deben estar claros, sin hinchazón o secreción amarillenta. Baja la pálpebra inferior, la parte interna, observa manchas blancas o apariencia anormal en la parte oscura de los ojos.
Examina las orejas, observa si hay fallas o costras que indiquen ácaros o sarna, el oído sano no tiene secreción, ni olor. Si sentir mal olor o secreciones amarillas o marrones, limpia con un poco de algodón y agua, lleve posteriormente al veterinario.
Examina la boca, levanta el labio superior y observa si presenta la lengua morada o azul después de hacer ejercicios. Observa si los dientes están firmes, si hay verrugas internas o placas blancas en el interior de la boca.
Verifica el hocico, debe estar húmedo y frio, sin secreciones, a no ser que el día esté muy caliente. Hocico seco indica fiebre, además de las patas y orejas calientes.
Mira el pelo de tu gato en búsqueda de fallos o parásitos como pulgas. Verifica también si hay heridas, caídas de pelo o costras.
Si hay algún problema de salud, normalmente hay alguna manifestación externa como vómito, diarrea, exceso o falta de orina, tos, cansancio, dolor al moverse o saltar, etc.
Flexiona las patas, extienda los miembros del gato suavemente, si sentir dolor, persista a un segundo intento y llévale al veterinario. Mira entre sus dedos de la pata en búsqueda de parásitos o heridas. Fíjate también en la cola del animal, muchos parásitos suelen acomodarse ahí.