31 julio 2013

Todo lo que debes saber sobre la toxoplasmosis, los gatos y las mujeres embarazadas

La toxoplasmosis se trata de una enfermedad que los animales pueden transmitir al ser humano o viceversa. Es una enfermedad que no se ve por lo que e un porcentaje muy alto de personas la padece sin darse cuenta y desarrolla las defensas necesarias sin problema alguno.

Los gatos son los únicos animales capaces de liberar las formas del parásito, denomimado toxoplasma gondii, que contagian al ser humano. Sin embargo, la mayor parte de las veces este contagio llega por ingeri los quistes del parásito en la carne poco hecha, verduras mal lavadas, huevos crudos o embutidos.

Si una mujer no ha padecido antes esta enfermedad, no tiene anticuerpos y queda embarazada, en caso de enfermar el feto presentar un 40% de posibilidades de sufrir malformaciones. Por ello muchas mujeres no quieren gatos en su hogar cuando se quedan embarazadas. Algunas veces mal aconsejadas por sus médicos.

A todas las embarazadas se les realizan las pruebas de la toxoplasmosis para comprobar si han estado en contacto con el parásito; entonces ya no hay problema alguno. En caso contrario, el riesgo de contagio continúa siendo mínimo y basta con seguir un serie de medidas para evitarlo.

En primer lugar, la mujer embarazada debe comer carne bien hecha así como frutas y verduras bien lavadas, que es la principal fuente de contagio. Además, la mayoría de los gatos caseros nunca adquieren la toxoplasmosis. Los felinos que suelen contagiarse son aquellos que viven la calle y comen carne cruda como ratones o pajarillos.

Encima, los gatos que adquieren el parásito solamente pueden contagiar la enfermedad durante unas dos semanas a lo largo de toda su vida.Tendría que ser mucha casualidad que coincidiera con el embarazo de su ama.

Estos parásitos están en las heces de gato, mas, para que sean contagiosos deben pasar al menos 24 horas.

Por lo tanto, bastaría con recoger con frecuencia los excrementos de la caja de arena del felino, usando guantes y lavándose después bien las manos. O más sencillo todvía: dejando que lo haga otra persona.