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23 marzo 2009

El Cepillado de un Perro

Desde los primeros días del cachorro, el dueño debe acostumbrar al animal a una cierta rutina en el aseo, propiciando, de esta forma, una relación más intensa y de confianza entre el perro y el hombre.

El cepillado del perro elimina el pelo viejo y muerto, impide los enredos, estimula la irrigación de la sangre en la piel y mejora el estado del manto. Un cepillado correcto puede mejorar, igualmente, el tono muscular en la espalda y en las extremidades, produciendo una sensación general de bienestar en el animal.

A la hora de realizar el cepillado al perro, no debe olvidar que cada raza, cada perro y cada tipo de manto requiere su propio juego de cepillos y de peines; por eso, no dude en pedir consejo al criador sobre estos aspectos.

Pregunte al criador o al veterinario como debe cepillar y asear a su perro, ya que hay muchas zonas del cuerpo del animal que requieren un cuidado especial o una postura concreta para el aseo. Generalmente, hay tres zonas principales de cuidado y cepillado del perro: el manto, los pies y la cara.

El Manto: Para cepillar el manto utilice un cepillo de púas metálicas de buena calidad, que no sean ni demasiado ásperas ni demasiado suaves. El procedimiento de peinado tiene que ser suave y procurando no hacer daño al animal en la piel. Una parte sensible del manto son las patas delanteras y el vientre; recuerde que estas zonas son partes delicadas y que será preciso deshacer pequeños nudos o pelos enredados. Puede usar al final del cepillado del manto una loción de polvo limpiador, le ayudará a evitar la formación demasiado rápida de greñas en aquellos mantos que son finos y suaves.

Los Pies: Requieren un tratamiento especial, sobre todo si hay pelos largos entre los dedos o pequeños trozos de semillas o hierba. Procure observar con detenimiento las almohadillas de los pies, éstas pueden estar sanas y en perfecto estado, secas y agrietadas o magulladas. En el caso de que las almohadillas estuviesen secas o agrietadas, aplique un aceite vegetal sobre las mismas, y si estuvieran magulladas, úntelas con abundante pomada antiséptica.

La Cara: Por último, finalice el aseo del perro limpiando los ojos y las fosas nasales. Utilice un trozo nuevo de algodón para limpiar cada ojo y cada fosa nasal. Respecto a las orejas, manténgalas siempre limpias, utilizando un bastoncillo de algodón seco para quitar el polvo y la cera acumuladas.

Via: Entender, educar y cuidar a tu perro; Javier Villahizán

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