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05 diciembre 2008

Proteja a su mascota de los Fuegos Artificiales

Año tras año, con la llegada de las fiestas, comienza el uso y abuso de artículos de pirotecnia que ocasiona a nuestros perros innumerables trastornos: estados de alteración que van del simple nerviosismo al total descontrol, huida seguida de extravío, lesiones graves e incluso la muerte.

Ante esta situación sólo sirve prevenir. Existen métodos para evitar que nuestro perro, desde cachorro, desarrolle la fobia por las explosiones, pero si se trata de un perro adulto que ya la ha desarrollado se pueden poner en marcha una serie de medidas prácticas muy sencillas, que ayudarán a evitar dolores de cabeza e incidentes de consecuencias, muchas veces, irreparables.

Cuídelo: Nuestros perros son muy sensibles a los ruidos en general y las detonaciones en particular. Por eso, desde muchos días antes de Navidad y Año Nuevo comienzan a vivir en un estado de creciente ansiedad, estado que tiene su clímax en la tarde noche del 24 el y 31. Es importante que, en esos momentos, el animal sienta que usted le presta atención. Si tiene planeado pasar la jornada en su casa, acérquese cada tanto a hablarle y acariciarlo. Si, por el contrario, lo hará en otro lugar y no puede llevarlo, manténgalo en un estado de sedación, permaneciendo junto a él hasta momentos antes de salir.

Conténgalo: Procure que, en el momento de mayor intensidad de las explosiones, los animales se encuentren en lugares tan seguros y aislados de los ruidos como sea posible. Muchas veces se hace necesario confinarlo. De ser así lo más adecuado suele ser ubicarlo en una habitación, galpón o baño en desuso. No lo encierre en lugares con elementos potencialmente peligrosos para su integridad física, como ser habitaciones con herramientas, botellas, puertas de vidrio, etc. Evite dejarlo en la terraza (puede saltar), o suelto en lugares de paso obligado, ya que en medio del caos puede morder a las personas que llegan a la casa o directamente escapar.

Si es necesario atarlo hágalo con algún elemento resistente, para que no pueda cortarlo con los dientes, como por ejemplo una cadena metálica. Y tampoco que sea una cuerda con la que se pueda enredar o ahorcarse.

Identifíquelo: Nadie está exento de la posibilidad de sufrir un accidente. Muchas veces las precauciones son insuficientes y, a pesar de todo nuestro empeño y previsión, nuestro perro se escapa. Como bien sabe, un perro asustado puede llegar a recorrer enormes distancias, desorientándose por completo, lo que seguramente hará que se extravíe en forma definitiva. La mejor forma de evitarlo es por medio de métodos sencillos de identificación, que aumentarán enormemente las posibilidades de recuperarlo: placas, chapitas y, desde hace un tiempo, micro chips que se aplican debajo de la piel, son elementos que posibilitarán que quien encuentre a nuestro perro pueda devolvérnoslo, cambiando por un final feliz una situación que, de otro modo, hubiese sido irreparable.

Hágalo medicar: En muchos casos no nos queda otra alternativa que someter a nuestras mascotas a un tratamiento con fármacos. Tranquilizantes, sedantes, medicación homeopática, son algunas de las opciones terapéuticas con las que contamos en la actualidad para hacer este trance más llevadero.

El tipo de medicamento a utilizar, y su dosificación, varía enormemente de un animal a otro, por lo que, de ningún modo, debe ser el propietario, un vecino o amigo quien tome esa decisión, ya que en esos casos seguramente "el remedio será peor que la enfermedad". Recurra a su Médico Veterinario, quien es el único que conoce en profundidad a su mascota y puede indicarle, en forma profesional y responsable la medicación a utilizar, minimizando sus riesgos.

Tomemos conciencia: Las Fiestas de Fin de Año son, tradicionalmente, motivo de alegría y esperanza. Con su llegada se despiertan, en todo el mundo, expectativas de cambio y de una vida mejor para todos.

Nuestros perros y gatos son parte de nuestra vida, y comparten, diariamente, nuestros buenos y malos momentos. Nosotros, los animales humanos, sus dueños, debemos asumir que su salud y bienestar son una responsabilidad a la que no podemos ni debemos renunciar, por lo que debemos tener presente que nuestros festejos y demostraciones de alegría pueden significar para ellos, si no les prestamos la debida atención, un verdadero desastre. Del empeño que pongamos dependerá que superen de la mejor manera posible ese mal trance.

Reducir en lo posible el número de perros lastimados, perdidos o muertos por culpa de la pirotecnia es una buena manera de comenzar el nuevo año.

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