Un error que cometemos muchas veces las personas, es pensar que nuestras mascotas son pequeños humanos con pelos y cuatro patas. Por lo tanto, presuponemos que sus gustos y deseos son similares a los nuestros. Nada más lejos de la realidad, por cierto. Ambos somos animales con puntos en común, pero con diferencias más importantes que semejanzas.
En la alimentación esto es especialmente visible. Para los humanos comer no es solo cumplir el mandato biológico de nutrirse. Es un hecho social, y además relacionado profundamente con el placer. Comer muchas veces lo mismo nos resulta casi inadmisible.
Por eso algunos dueños de mascotas piensan que estas se aburren de la comida, fundamentalmente los preparados que se venden en plaza. No es así, para los perros comer es comer. Nada más. Importa el orden en que se come (primero ellos o nosotros) para determinar una escala social, pero no es que el sabor del alimento produzca muchas cosas en ellos.
Si, es bueno estimularlos de cuando en cuando con una chuchería, pero solo como estimulo y no para cortar un aburrimiento que no existe.