Cuando nace el cachorro, su cerebro está limpio. Lo único que tiene son una serie de reflejos destinados a la supervivencia, como la respiración o la succión (que le lleva a mamar de forma instintiva) además de otros que, por ejemplo, le ayudan a orientarse ante un estímulo que le resulte agradable.
Por ejemplo, es lo que sucede cuando percibe las feromonas que le incitan a mamar, una vez que se encuentra al lado de la madre.
Esto supone una ventaja realmente importante para los dueños de los cachorros, ya que quiere decir que el animal tiene una grandísima capacidad para asimilar toda la experiencia social que se le ofrezca.
Por eso, los beneficios de una estimulación temprana en los cachorros son inmensos, ya que le va a ayudar a madurar. Claro, que también es un peligro, ya que si se le aísla, puede padecer trastornos a nivel emocional, social… que pueden traer ciertas complicaciones en el futuro.