Existen sobradas pruebas de que los perros pueden ayudar, y mucho, a personas que están pasando por momentos difíciles. Como compañía o como ayuda especifica frente a una discapacidad, el empleo de perros con estos fines aumenta día a día.
Pero hay una experiencia que me parece especialmente valiosa. Se trata de un programa que se está llevando a cabo en Washington Correction Center for Women, una cárcel de mujeres.
El primer paso fue rescatar perros que estaban en refugios, y que ya iban a ser sacrificados. Se los llevó al centro correccional, donde las presas los prepararon, con el debido asesoramiento, para ayudar a personas con discapacidad.
De esta forma, las presas aprendieron un oficio muy gratificante. Por otro lado, los perros que iban a morir, ahora viven con personas discapacitadas, mejorando su calidad de vida.
Muy interesante experiencia que es necesario destacar y difundir, con el objetivo de ser imitada en otros lugares.