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29 enero 2013

La relación más saludable con las mascotas

El vínculo saludable con nuestro entorno contempla el respeto hacia las otras especies con las que habitamos el mundo, y esa aclaración, para muchos obvia, no sobra en el caso de las mascotas, con quienes podemos alcanzar una relación tan armoniosa que pueden hacernos la vida más feliz o tan inequitativa como para arruinársela a ellos.

Los errores que podemos cometer al relacionarnos con ellos pueden incrementarse en verano y, entre ellos, se pueden citar la adquisición de animales de compañía para solucionar el aburrimiento de los niños o adultos mayores de la casa –cuando se incrementa su tiempo libre–, hacerse de una mascota por compulsión sin tener en cuenta si nuestra agenda o espacio físico lo hacen razonable.

Agrandar la familiar con un animal debería ser una acción tan pensada como tener un bebé. “Decidir qué animal tener como compañía es una tarea que debe ser programada, analizada por toda la familia”, coincide Susana Prevotel, presidenta de la Comisión de Educación Comunitaria del Colegio Veterinario de la Provincia de Córdoba.

En ese sentido, indica que el paso que se de en esa línea dependerá de cómo está integrada esa familia (matrimonio con niños, adolescentes o solo por personas ancianas) y del tiempo que se dispone para dedicarle, entre otros factores. Asimismo, se debe resolver quién será el responsable de pasear al animal, alimentarlo, higienizarlo y llevarlo a la veterinaria, entre otras actividades. También es importante evaluar el espacio que se dispondrá para la mascota –si la vivienda tiene patio o sólo balcón, terraza o ninguno de estos espacios– y el costo económico que ocasionará (para alimentación, vacunas, entre otros).

El animal puede representar un apoyo terapéutico, sobre todo para personas solas o con patologías físicas o psíquicas. Prevotel destaca que el beneficio puede ser grande, porque la mascota ofrece fidelidad, compañía y motiva a las personas a salir de la casa (para sacarlos a pasear por ejemplo), lo que mejora las relaciones sociales del tenedor, lo cual disminuye su soledad, combate el estrés, lo obliga a realizar actividad física con las caminatas y, de esa forma, mejora su estado físico, controla su presión arterial y disminuye los niveles de grasas en sangre. En fin, puede resultar en una mejor calidad de vida.

Precauciones de verano. Pero esa inofensiva caminata debe contemplar algunas precauciones para que no sea peligrosa, sobre todo en épocas de calor. “La primera medida es resguardar la salud del paseador y del animal”, indica Prevotel. Recuerda que es aconsejable realizar las caminatas en horarios de menor temperatura, como la mañana temprano, el atardecer o la noche. Precisa que lo ideal es efectuarlas en lugares abiertos, como parques o plazas, para que corra.

Si la caminata dura más de una hora, no hay que olvidar llevar agua. Y la veterinaria destaca que nunca hay que sacar al animal inmediatamente después de comer, ni darle alimento al regresar. Es preciso esperar un tiempo prudencial para que el animal se relaje y descanse, ya que existen razas propensas a sufrir torsión de estomago.

Fernando Catrina es médico veterinario especializado en Comportamiento Animal, director del Centro de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de Problemas de Comportamiento en Caninos y Felinos de la Ciudad de Córdoba, y también miembro de la Comisión de Educación Comunitaria del Colegio de Veterinarios.

Explica que el denominado “síndrome de Dilatación y Torsión Gástrica” es una disfunción neuromuscular. “Comienza con una dilatación gástrica (el estómago empieza a aumentar de tamaño debido al aumento de fermentación del alimento y a la imposibilidad de responder con el reflejo de eructación) y puede ocurrir con o sin torsión”, añade. Cuando se produce la torsión –continúa– el estómago, junto con el bazo, gira sobre su eje intestinal, lo que produce un trastorno hemodinámico, debido a la congestión producida por el estrangulamiento del sistema neurovascular (venas y arterias) que le da irrigación sanguínea a la zona.

Precisamente, entre las causas posibles está la de suministrar alimentos de mala calidad o hacerle hacer ejercicio exagerado después de comer. Pero también hay una predisposición racial en algunos perros, como doberman, gran danés, pastor alemán, labrador retriever y algunas cruzas.

Los síntomas son inespecíficos pero, apunta Catrina, los más comunes son: aumento del tamaño del tórax y abdomen, quejidos, inmovilidad, presencia de saliva espumosa y pegajosa, aumento de la frecuencia del consumo de agua, entre otros.

Ante la presencia de estos síntomas, se requiere una atención médica veterinaria de urgencia, ya que la vida del perro corre mucho peligro.

De hecho, algunos factores obligan a consultar al médico para planificar el ejercicio. “Si se trata de animales con sobrepeso, de mucha edad, cardiópatas, gestantes, etcétera, primero se los debe llevar a consulta al veterinario, quien es el único responsable de decidir cuándo, dónde y cuánto caminar”, dice Prevotel.

Asimismo, hay recomendaciones técnicas para el paseo, que garantizan la seguridad. Los perros se deben sacar a pasear con collar, correa y bozal. El hocico no debe adelantarse a las rodillas del dueño, ya que si no, es probable que el perro tome la directiva del paseo y no su dueño.

Siempre es aconsejable que los animales tengan su propio espacio, que no debe ser el mismo que el de su dueño; es preciso que coman y duerman alejados y no deben ser molestados cuando están comiendo o durmiendo, porque al asustarse pueden reaccionar mal y morder.

En materia de cuidados de la salud, actualmente existen vacunas de las siguientes enfermedades. Perros: parvovirosis, coronavirosis, distemper (moquillo), parainfluenza, leptospirosis, tos de las perreras, rabia y giardias. Gatos: complejo respiratorio felino, rabia y leucemia.

De estas, destaca Catrina, las que pueden ser transmitidas al hombre (zoonosis) son rabia, leptospirosis y giardias. “La mayoría de las enfermedades parasitarias son transmisibles al hombre, de ahí la importancia de desparasitar con una frecuencia de cuatro a seis meses a nuestros perros y gatos, para evitar el posible contagio, sobre todo a niños”, afirma.

Fidel Baschetto, presidente del Colegio de Veterinarios, recuerda que el término “animales” involucra tanto a los domésticos como a los silvestres y muchas especies puede ser reservorios y/o vectores de cerca de 300 patógenos que compartimos. “Muchos de éstos llegan a producir ‘enfermedad’, manifiesta.

La elección del mejor compañero

Gato. Una vez tomada la decisión de tener una mascota, hay que elegir la más adecuada para la situación familiar. Puede ser un gato, en caso de que se disponga de poco espacio y tiempo, ya que por ser un animal más independiente y solitario se adapta mejor a esa situación.

Perro. Es una buena alternativa cuando en la vivienda hay espacio suficiente (preferentemente con patio) y un lugar donde pueda refugiarse de las inclemencias climáticas. También es requisito tener tiempo para sacarlo a pasear.

“Si no disponemos de tiempo ni espacio, y queremos tener mascotas, se puede recurrir a una pecera con peces, hámster, cobayo, jerbo, etcétera”, aconseja Susana Prevotel.

La veterinaria añade que las personas ancianas o solas que tienen una mascota desarrollan frecuentemente una situación de apego tal que pueden realizar todas las actividades cotidianas pensando en su mascota y esta pegada a ellos.

Si el propietario fallece, alguien debe hacerse cargo de la mascota, quien posiblemente mostrará un aumento dramático de manifestaciones de angustia (aullar, ladrar, gemir, orinar y defecar en distintos lugares, como también cavar, masticar). Inclusive, pueden presentarse trastornos psicosomáticos, como diarrea, vómitos y acicalamiento excesivo, que agravan la situación y deben ser tratados a la brevedad por un médico veterinario especialista en conducta animal. Si el que fallece es el animal, deberá prestársele muchísima atención a su dueño, si era un adulto mayor que ha quedado solo. “Debe recibir mucha contención, entre otras cosas, porque recordemos que la mascota era un motivo más que suficiente para vivir”.

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