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18 junio 2010

La mascota y el bebé: compartiendo actividades

Compartir determinadas rutinas diarias que se practican con el bebé como bañarlo, cambiarnos o llevarlo a pasear es muy positivo porque el perro se sentirá integrado.

En un primer momento es aconsejable no dejar a la mascota a solas con el bebé, pues en su afán de curiosear puede sin querer causarle daño al bebé por ejemplo volcar la cuna o tratar de acariciarlo con su pata y arañarlo de manera involuntaria.

Cuando el niño comienza a gatear y a moverse por la casa puede perder el equilibrio y caer sobre el perro, asustándolo y generando una reacción poco predecible, por ello se debe tener especial cuidado y estar atento a este tipo de situaciones.

Cuando el niño ya es capaz de comprender hay que enseñarle que no debe maltratar a la mascota sino respetarla, no permitir que le tire de la orejas o de la cola, porque puede que el animal intente defenderse si lo toma como una agresión.

Es importante que tanto el niño como la mascota aprendan a convivir en armonía y eso dependerá de los adultos que podrán los límites necesarios a ambos para que puedan respetarse y amarse. Recordemos que una mascota bien educada y querida será un compañero y protector inseparable de nuestro hijo por lo que crear lazos de unión entre ellos desde corta edad es imprescindible para la armonía del hogar.

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